jueves, 28 de julio de 2011

Confesiones de una metamorfosis


No sé cuánto llevo caminando por este oscuro pasillo. Pierdo la noción del tiempo cuando se trata de pesadillas.
Los objetos se alteran a mi paso, gritan y chillan recordándome que una vez fui atravesada con un cuchillo de plata cincuenta veces y que voy a seguir sangrando por la eternidad. Pero yo huyo de aquellas pretensiones creadas para torturar mi débil mente ,que una vez estuvo iluminada para ayudar a caminar a la Luna, y corro hacia delante.
Sin embargo las sombras me atrapan, se sublevan y me hacen sangrar de nuevo, a pesar de que me arrastre, a pesar de que esté casi a punto de alcanzar la puerta.
En cuanto me deshago de esos lazos con el tiempo, atravieso el portal y alcanzo el vacío... flotando entre espirales mentales, donde mi yo se pierde entre la neblina del fracaso. Mi objetivo es alcanzar la muerte y renacer como fénix humano, dejando atrás este suplicio y sonreír de nuevo al sol.
No por nada, pues el sol ya me ha saludado, junto al mar, los ríos y la montaña. La vida crece en mi interior junto a una melodía que quisiera seguir, pero la temo, pues esa melodía no está creada con las perfectas esferas del universo, si no creada con la mano humana. Y entonces, evidentemente me conciencio de que yo soy imperfecta y como tal, he de continuar ese camino que me marca una mano igual de imperfecta. Pues si bien, esa imperfección no será como tal realmente, si no, para mí, la más bella de las perfecciones, de la cual, desearía deleitarme...

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