Deslizándose suavemente por tus propios pensamientos. ¿Dónde está el fin? No hay por dónde atraparlo. Hay veces que uno está girando, vertiginósamente sobre un océano sin fondo. Con una muerte y un resurgimiento, entre cenizas de tiempos pasados. Entre las basuras de las dudas. Y una respuesta incierta. Dos o tres pelos en mi lengua. Ocho dedos en mi mano izquierda.
Irreconocible y sólo yo.
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