Jamás en la vida me habían
escrutado con aquella inteligencia y desnudez emocional. Jamás en la vida lo
había hecho una mujer.
Querías ofrecerme un paseo
nocturno e interminable por el Sena, lo sé. Quizás tirar de mí y volver a
desnudarme conceptualmente.
Sueño con quitarte ese sombrero
que te cubre medio rostro y tirarlo tan lejos como alcance mi fuerza, que el
resto lo arrastre este vasto río. Reírme de ti, pero contigo. Jugar a hacerte
perder la paciencia. Necesito probarte.
Reconozco que con cierta timidez,
paseo cerca del café por si te vuelvo a encontrar. Pero parece que sólo
exististe una vez.
Ahora llueve y no puedo volverlo
a intentar. Desde aquí puedo ver cómo las gotas de lluvia dan golpes de
indiferencia sobre el suelo adoquinado por el que pasé aquella vez.
Sin más opción, perdida en estas
reflexiones, me pongo a fumar y te vislumbro entre las volutas de humo que
forma mi boca. Sedienta, quizá, de una conversación complementada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario