Me he atrevido a empezar a
programarla, con un cable, un enchufe y un teclado. Quizá, así, pueda por fin
abrir los ojos esa ginoide. Tiempo ha que no levanta cabeza, tras varias capas
de polvo y olvido. Quizá por eso mismo quiero revivirla, quiero verle andar y
recuperar el habla.
Sin embargo, por más que lo
intento, algo le falta.
¿Podría ser que la batería no
funciona? ¿Habrá perdido el acceso a su memoria? O, por el contrario ¿será que el
exceso de datos hace imposible su arranque, su renacer?
Temo poder levantar su carcasa y romper lo poco que
puede mantenerse en pie, dentro de sí. Por eso me quedo aquí enviando
instrucciones y esperando, inútilmente, a que grite a pleno pulmón que está
viva.
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