viernes, 3 de mayo de 2013

¿De dónde vienes?

Tus grandes y oscuros ojos, no sé qué deben tener. Sin embargo, me transportan lejos en el tiempo y el espacio. Te veo a ti, como a una Tanit, como a una Isis o quizá como a una Afrodita que se pierde entre las olas de lo desconocido. Como una mística sacerdotisa que ofrece su alma al Sol y a la Luna. Despiertas algo antiguo y olvidado. Prohibido, mágico y tentador.
No pareces alguien del ahora, si no, un espectro que se diluye en los eones que hicieron amanecer a la humanidad.
Me haces danzar alrededor del fuego que trajo Sísifo y entablar conversación con los Titanes... Mientras tanto, mis manos se sienten tentadas de acariciar esa cetrina piel, que me hace vislumbrar los miles de desiertos que has cruzado hasta llegar a mí. Pero me detengo a escuchar tu voz como si eso completara el rito: tu sonoridad es tan dulce como la brisa que acaricia las briznas de hierba, siempre fresca, de los Campos Elíseos y con un poder de seducción como el de las propias ninfas...
Quizá, tú, con tu comprensión de Diosa antigua, llegaste a adivinar qué pensaba y no dudaste en fundir tu cuerpo con el mío en un beso, como si miles de galaxias hubieran convergido en ese punto exacto. Hacerme ver tus visiones delirantes, acompañadas con los festejos dedicados al Dios Baco...
¿Quién eres?
¿De dónde vienes?

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