miércoles, 2 de octubre de 2013

El Monte Olimpo

Te prometí que te dedicaría una entrada, que te escribiría algo sólo dedicado a ti. Pues creo que ya ha llegado el momento. Evidentemente te lo escribo en español, porque en inglés no soy capaz de expresar mis auténticos sentimientos.

Como bien sabes, tengo un especial interés por tu país y mi mayor ilusión era viajar allí, conocer gente de allí... etc. Yo, te agregué pensando en que podía compartir algo de cultura contigo. Que quizá, por lo que fuera, hablaríamos poco, que sería un encuentro casual por Internet como cualquier otro. Pero, como bien sabes mi querida ελληνικά, no ha sido para nada así.

Las personas reverberan en mi, como si de cajas de música se trataran, dándome sensaciones. Y de eso es de lo que realmente voy a hablar. De esa sensación. Poco a poco, es como si me hubiera ido sumiendo en una especie de Antigüedad eterna. Como si hubiera vuelto a la Era mitológica. Al μύθος. Como si no fueras del siglo XXI realmente, a pesar de encajar perfectamente con la modernidad. Simplemente es un canto lejano, como de sirena juguetona, que me transporta hasta el mar Egeo hace miles de años atrás, de forma suave y mágica. No sólo ya tienes un físico que me recuerda a las bellas mujeres de por aquél entonces, y no me cuesta nada imaginarte con una túnica blanca impoluta, sino que además tienes un lado místico lo suficientemente poderoso como para crearme esta reminiscencia.
Seguramente leerás esto y creerás que se me ha ido la cabeza. Que estoy loca. Ya puedo imaginar lo que piensas un: ¿Cómo puede verme así? o Realmente, esta chica, fantasea mucho conmigo.
Puede ser, puede que no. Simplemente son sensaciones. No es algo que pueda controlar. Es algo que viene, como el olor agradable de la primavera.
Simplemente, por dentro, siento que he encontrado algo que llevaba mucho tiempo buscando. Y cuando te hablo, me siento en mi sitio. En el lugar en el que debería de estar, quizá, es que esté en el Monte Olimpo o puede que sea en los Campos Elíseos. O simplemente, en la antigua y real Cnosos entre cantos ancestrales.
Quizá, realmente, formamos parte de un mito moderno.

Acabe esto en algo real o no, este sueño me gusta mucho. Me siento tan libre y viva que no quiero despertarme nunca. Has revivido una parte de mi que se sentía perdida y desorientada.
Y no sólo eso, has aparecido en el momento que justo era el adecuado. Como un juego de Dioses, que quizá sean ellos los que han movido los hilos para que éste momento ocurriera.
Muchas gracias por existir, mi sacerdotisa.

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