martes, 18 de octubre de 2011

No.

Y simplemente no.
Estoy cegado de miseria, en un mundo donde sólo lo bello reina. En esta soledad condenada, donde sólo yo puedo observarme en un espejo viejo y roto. Pero es mejor el abandono, mi Señor, que rodearme de seres que les arrastra la superficialidad de sus delicadas almas. Pecadores de prepotencia, sólo por que yo peco de deformidad.
Les deseo muerte y sufrimiento, por cada lágrima silenciosa que yo derramo. Aquí pinto sus destinos, en mi suelo frío, con pisadas de resignación...
De vez en vez, cojo un cuchillo y hago muescas en la pared. Son los días que pasan, en los que me replanteo si merece la pena vivir. Dicen que la vida es bella, por eso yo no entro en ese término.
Este no es mi mundo. Mi vida no es vida. No soy una persona....
Soy una negación de la existencia pura, soy un engendro.
Por eso, diseño aquí mi universo. Lleno de objetos viejos, sucios, retorcidos, marchitos....
Un universo que nadie podrá jamás envidiar. Por tanto, su plano de realidad jamás chocará contra el mío. Jamás será eliminado y podré vivir en paz...

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