Abro los ojos y mi mundo decae, poco a poco. Arde mi alma, de impotencia. Señalo el horizonte y sollozo. ¿Dónde caerá el siguiente trozo de bendición?
Rasgo el aire y hago marcas de humillación en mi pared. Quién. Cómo. Dónde. Por qué. Cuándo.
Tiempo. Desidia. Dolor. Joder, dolor, mucho dolor.
Suprímete, maldito.
La destrucción es unánime.
-¡Hola destrucción! - digo mientras caigo por un abismo de tinieblas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario